- No sólo es útil en asuntos de la esfera pública, sino también en asuntos entre particulares.
- Etapas de la socialización del DAIP.
Por Samuel Bonilla
La manera más efectiva de sensibilizarnos respecto
al valor y utilidad social de un derecho es ejerciéndolo.
Programa Transparencia para Tod@s.
¿Qué pretendemos al emprender actividades de socialización del derecho de acceso a la información pública (DAIP)? Entendemos que en este campo podemos perseguir objetivos diversos y, en función de ello, podemos emplear procedimientos distintos.
¿Pretendemos que las personas sepan que tienen el derecho de acceso a la información pública? ¿Pretendemos que las personas conozcan la utilidad de este derecho? ¿Pretendemos que las personas aprendan a ejercer este derecho?
¿O, además, pretendemos que aprendan a emplear los medios de defensa del DAIP? ¿O acaso lo que pretendemos es que las personas estén en condiciones de aprovechar este derecho?
De acuerdo a los propósitos que perseguimos podemos identificar distintas etapas en la socialización del DAIP, y en función de esos propósitos serían los recursos que emplearíamos.
A manera de aproximación esbozamos las siguientes etapas de socialización del derecho de acceso a la información pública:
No puede decirse que una etapa es mejor que otra, pero sí podríamos hablar de la pertinencia de unas respecto a otras en función de las necesidades sociales que pretendemos atender, de las prioridades que identifiquemos o de los resultados que perseguimos.
Por ejemplo, sería incomprensible que, conociendo la marcada concentración en el ejercicio del DAIP, no avanzáramos hacia etapas de su socialización que permitan ampliar y diversificar la base de usuarios de este derecho, para que más personas estén en condiciones de aprovecharlo para mejorar sus condiciones de vida y las de sus comunidades.
Cuando mostramos a los participantes de los talleres del programa Transparencia para Tod@s los modos en que otros usuarios del DAIP resolvieron problemas personales o comunitarios usando exitosamente este derecho, despertamos su interés por ejercerlo para intentar resolver problemas que a ellos les afectan. Aquí radica uno de los principales aportes de los casos de éxito, empleados como valioso recurso didáctico en la formación de nuevos usuarios.
De esta forma, empezamos con los usuarios en formación hablando del derecho de acceso a la información pública, pero terminamos hablando de –y procurando atender– los problemas que cada nuevo usuario nos pone sobre la mesa. Así, gracias no sólo al ejercicio sino al aprovechamiento del DAIP ciudadanos de a pie han alcanzado resultados como los siguientes:
Después de más de dos años de gestiones infructuosas ante la SEP, una joven profesionista pudo destrabar en pocas semanas la revalidación de sus estudios realizados en el extranjero; otra joven profesionista al conocer ese caso se inspiró para lograr que una universidad privada le entregara en cosa de semanas su título de una maestría concluida más de dos años atrás; una joven universitaria pudo recuperar el apoyo de su beca de aprovechamiento escolar que su universidad le había interrumpido injustificadamente; otro estudiante de universidad pública se ahorró el pago de uno de los trámites para su titulación; una joven universitaria pudo tomar a tiempo una decisión acertada para la elaboración de un trabajo final, en el que obtuvo un 10.
Otra joven contribuyó en forma decisiva para lograr que su autoridad municipal diera marcha atrás en un proyecto vial ya ejecutado que le afectaba a ella y a varios de sus vecinos; el aprendiz de una de nuestras talleristas contribuyó a que la autoridad municipal regresara a doble sentido la circulación vehicular en la principal vía de acceso a la privada en la que vive, beneficiando también a todos sus vecinos. Una jefa de recursos humanos obtuvo diversos materiales didácticos para apoyar la capacitación en su empresa.
Una servidora pública consiguió que una empresa privada reparara la banqueta de su casa que semanas atrás le había destruido; otra servidora pública logró que se recogiera la basura que durante mucho tiempo se había estado acumulando en torno a un centro comercial muy próximo a su casa; varias madres de familia, con hijos en guarderías del IMSS, pudieron verificar in situ el cumplimiento de los requisitos de seguridad exigidos por el propio Instituto a sus guarderías; una bibliotecaria logró que una madre de escasos recursos, y sin servicio de protección médica, encontrara la atención médica especializada y gratuita que requería su hija.
Una empleada de gobierno consiguió recuperar su horario laboral original que había sido ampliado sin el pago adicional correspondiente. Sus compañeras que la secundaron en el uso del DAIP, y otros colegas que no se animaron a hacerlo, también se vieron beneficiados. Una bibliotecaria, habitante de una colonia popular, consiguió que la luminaria frente a su casa, que por años estuvo fuera de servicio, fuese finalmente reparada; un profesor consiguió que fueran arregladas las rejillas deterioradas del drenaje de un colector pluvial recientemente instalado en las proximidades de su casa; una bibliotecaria consiguió que la autoridad municipal reparara la calle frente a su vivienda, que infructuosamente había estado reportando durante semanas al área de obras públicas.
Es así que quienes enseñamos terminamos aprendiendo de las lecciones en que se transforman los casos de éxito de los nuevos usuarios del DAIP. Por ejemplo, a comprender que el derecho de acceso a la información pública no sólo es útil para emplearlo en asuntos o problemas de la esfera pública, sino que también lo es en asuntos o problemas entre particulares.
Estos y otros casos de empoderamiento ciudadano, nos muestran que en nada tenemos que convencer de las bondades del DAIP a quienes alcanzaron por su propio esfuerzo un beneficio concreto usando este derecho, ni a sus compañeros de grupo que atestiguaron sus logros. Pero además, ayudando a construir casos de éxito con el aprovechamiento del DAIP no sólo convencemos a terceros del potencial social de este derecho, y ampliamos y diversificamos su base de usuarios, sino que de manera simultánea estamos forjando en nosotros mismos un compromiso irrenunciable con la promoción del aprovechamiento de este magnífico derecho para contribuir a la mejora de las condiciones de vida de las personas.
Al trascender, o complementar, las etapas primarias de la socialización del DAIP con programas de formación y diversificación de usuarios, a quienes les proveamos el acompañamiento necesario para incrementar sus posibilidades de obtener los beneficios que pretenden, podremos alcanzar resultados más significativos y duraderos para la socialización de este derecho. Los mejores aliados para promover el ejercicio y aprovechamiento del derecho de acceso a la información pública son quienes han tenido la oportunidad de experimentar sus bondades de manera vivencial, y pueden, en consecuencia, hablar de su utilidad en primera persona.
Texto leído bajo el título “Transparencia para Tod@s,
experiencias de alfabetización ciudadana en acceso a la información pública”,
en el 1er Seminario Nacional de Capacitación y Vinculación.
Conferencia Mexicana para el Acceso a la Información Pública.
Junio 13, 2013. Ciudad de México.